domingo, 13 de junio de 2010

semiologia

Introducción

Aunque no resulta fácil hallar una definición clara de la semiótica, tratemos de ahondar un poco en los orígenes de la palabra para sacar algunas conclusiones. Mucho antes de que el término “semiótica” fuera utilizado ya se encuentran investigaciones al respecto del los signos. Estos orígenes se confunden con el de la propia filosofía, ya Platón definía el signo en sus diálogos sobre el lenguaje, en el dialogo de Sócrates con Cratilo, discute sobre el origen de las palabras y, en particular, sobre la relación que existe entre ellas y las cosas que designan. Semiología fue utilizada en una de sus acepciones más antiguas en la medicina, era el término empleado para designar el estudio e interpretación de los síntomas de las enfermedades. Pero si analizamos la etimología de la palabra, ésta deriva de la raíz griega semeîon (signo) y sema (señal), entonces diremos que en términos muy generales la semiótica se ocupa del estudio de los signos.

Como es evidente bajo esta perspectiva se unifican toda una serie de orientaciones y acercamientos al análisis de la cultura. Su dominio es demasiado amplio y en él confluyen diversas perspectivas y por tanto, aún no se ha consolidado como una disciplina con modelos teóricos unitarios. Es decir, por más que se afirme que la semiótica es una ciencia, nada más alejado de la realidad. Esta preocupación etimológica además de tratar de aclarar el proceso diacrónico sufrido por el término, abre espacio para discutir las dos grandes corrientes del siglo XX en el campo del estudio de los signos; la semiología y la semiótica. Semiología es una deformación moderna y, a veces, se utiliza semeiología, sematologia, semeiotica, tanto como "semiotics" que en inglés le da a la palabra una forma plural y sirve para denominar como ya dijimos una “ciencia”. Aunque en el primer congreso de la Asociación Internacional de Semiótica se adopto la palabra “semiótica” como el término para abarcar el estudio de las tradiciones de la semiología y la semiótica general.

  2. Definiciones de semiótica

 

La semiótica o semiología es la ciencia que trata de los sistemas de comunicación dentro de las sociedades humanas.

 

Saussure fue el primero que hablo de la semiología y la define como: "Una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social"; añade inmediatamente: "Ella nos enseñará en que con los signos y cuales son las leyes que lo gobiernan...".

 

El americano Peirce (considerado el creador de la semiótica) concibe igualmente una teoría general de los signos que llama semiótica. Ambos nombres basados en el griego "Semenion" (significa signo) se emplean hoy como prácticamente sinónimos.

 

En la semiótica se dan corrientes muy diversas y a veces muy dispares por lo que más que una ciencia puede considerarse un conjunto de aportaciones por la ausencia del signo y el análisis del funcionamiento de códigos completos.

 

De semiótica se ha ocupado entre otros, Prieto, Barthes, Umberto Eco,... A estos últimos se debe la aplicación del concepto de signos a todos los hechos significativos de la sociedad humana.

Ej: La moda, las costumbres, los espectáculos, los ritos y ceremonias,

los objetos de uso cotidiano,...

El concepto de signo y sus implicaciones filosóficas, la naturaleza y clases de signos, el análisis de códigos completos... Son objetos de estudio de la semiótica o semiología.

Hoy la investigación llamada la semiología, por quienes prefieren lo europeo o semiótica, por quienes prefieren lo americano, se centra en el estudio de la naturaleza de los sistemas autónomos de comunicación, y en el lugar de la misma semiología ocupa en el saber humano.

 

Saussure insiste en que la lingüística es una parte de la semiología, ya que esta abarca también el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos. Se cae a menudo en el error de considerar equivalentes lenguaje y semiología, y nada más alejado de la realidad; El lenguaje es semiología, pero no toda la semiología es lenguaje.

 

Si Saussure opina esto, ahora bien según Barthes no es en absoluto cierto que en la vida social de nuestro tiempo existan, fuera del lenguaje humano, sistemas de signos de cierta amplitud. Objetos, imágenes, comportamientos, pueden en efecto significar pero nunca de un modo autónomo. Todo sistema semiológico tiene que ver con el lenguaje. Parece cada vez más difícil concebir un sistema de imágenes o objetos cuyos significados puedan existir fuera del lenguaje: Para percibir lo que una sustancia significa necesariamente hay que recurrir al trabajo de articulación llevado a cabo por la lengua. Así el semiólogo, aunque en un principio trabaje sobre sustancias no lingüísticas, encontrará antes o después el lenguaje en su camino. No solo a guisa de modelo sino también a título de componente de elemento mediador o de significado. Hay pues que admitir la posibilidad de invertir la afirmación de Saussure: La lingüística no es una parte, aunque sea privilegiada, de la semiología, sino, por el contrario, la semiología es una parte de la lingüística

 

  Otras Definiciones Y Conceptos Es difícil dar una definición unánime de lo que es la semiótica.Sin embargo puede haber acuerdo acerca de "doctrina de los signos" o "teoría de los signos".

 

Esta definición presenta el inconveniente de transferir al término "signo" la mayor parte de los interrogantes. Además observamos que los problemas ligados a la definición implican la definición misma, hecho que marca fehacientemente las dificultades de la empresa al tiempo que subraya su interés.

 

Este interrogante remite inevitablemente al objeto de la semiótica, en consecuencia, a la unificación de las problemáticas de la significación y, correlativamente, a la constitución de una comunidad científica capaz de instituir y de garantizar la validez de estas problemáticas. Esto muestra que el acceso a la semiótica es, en principio, complejo pues se sitúa necesariamente en la interfaz de un gran número de campos del saber (filosofía, fenomenología, psicología, etnología, antropología, sociología, epistemología, lingüística, teorías de la percepción, neurociencias,...). La tarea histórica de la semiótica podría ser la de hacer cooperar esos saberes, institucionalmente separados, para producir un saber nuevo, un saber, en cierto modo, de segundo grado.

Encontraremos pues tantas doctrinas de los signos como conceptualizaciones de esta cooperación de saberes; dicho de otra manera, las doctrinas difieren según el contenido primitivo atribuído al término "signo". Sin embargo, en su acepción corriente, este término es lo suficientemente preciso como para que podamos contentarnos con las expresiones "doctrina de los signos" o "teoría de los signos", en virtud de la mayor o menor pretensión de formalización científica ostentada por las diferentes corrientes que se registrarán más adelante. Tendremos que tomar en cuenta también el amplio lugar ocupado por el signo lingüístico, tanto en la ocupación del campo como en una perspectiva histórica, puesto que para algunos la semiótica se confunde con la semio-lingüística, inclusive con una filosofía del lenguaje. Es dable considerar entonces, desde el comienzo, el carácter necesariamente polémico de toda tentativa de organización del campo semiótico y limitar nuestras ambiciones a mostrar que la semiótica es el ámbito privilegiado donde se organiza el debate acerca de la significación; queda claro que nosotros seremos parte interesada en ese debate.

 

La Semiótica Es Una Ciencia O Una Filosofia Al producir un objeto teórico bien definido y claramente delimitado podremos hablar si no de ciencia, al menos, de actitud científica e introducir las aclaraciones necesarias.

 

Umberto Eco identifica semiótica general y filosofía del lenguaje, dudando de que puedan tratarse fenómenos de significación y/o representación como se trata a los objetos de la física o de la electrónica.

 

Sin embargo la cuestión está constantemente tergiversada al tomar en consideración a priori de "sistemas de signos" cuya constitución daría cuenta de la evidencia. La semiótica se vuelve entonces una especie de tipología de los sistemas significantes realizada a partir de la formalización más o menos acabada de estructuras formales extraídas empíricamente de cada sistema. Queda claro que la vaguedad que domina en la noción de sistema y la imprecisión que reina, no bien salimos de los sistemas explícitamente construídos para un uso determinado (código de la ruta por ejemplo), no permiten la construcción de una teoría hipotético-deductiva, por falta de términos primitivos formalizables y con mayor razón y con mayor motivo de reglas de la deducción que le conciernen.

 

De esta manera puede explicarse que, bajo pretexto de reintroducir el tema excluído por el estructuralismo, se haya recurrido al psicoanálisis (lo que produjo la "semanálisis" de J. Kristeva por ejemplo). En efecto, recurriendo al inconciente que, por construcción, es y será siempre una virtualidad (si no una comodidad) como un lugar oculto en el que se elabora el sentido, se disuelve todo objeto posible en una "psicología de las profundidades" menos accesible aún a la crítica científica ya que pretende situarse más allá, en la particularidad de la experiencia de un sujeto individual. No es éste el ámbito para argumentar y debatir acerca de esas cuestiones que necesitarían importantes desarrollos. Sin embargo, independientemente de la validez de los juicios que preceden, pensamos que al exhibir un objeto para la semiótica, definido como se define todo objeto en las ciencias empíricas, podrá ofrecerse una alternativa al vértigo de los sistemas informes y de los procesos misteriosos que evolucionarían a nuestro pesar en las profundidades de nuestros inconcientes. Asumimos nuestras responsabilidades en la pregunta 3; en verdad, para nosotros se trata de producir a tiempo un corte epistemológico de la semiótica entre la ciencia y la filosofía.

Diferencias  entre linguistica y Semiótica La concordancia en considerar a los signos lingüísticos como una categoría de signos, es casi general, lo que hace de la lingüística una parte de la semiótica.

 

La importancia de los signos lingüísticos es tal que la semiología de inspiración saussureana, que se desarrolla a partir de la lingüística, ha mantenido la confusión entre semiótica y semiolinguística ). Roland Barthes llegó a invertir la propuesta de Ferdinand de Saussure según el cual la lingüística es una parte de la semiología.

Pensamos que es conveniente ignorar y hasta luchar contra esta relación de dependencia establecida históricamente entre la lingüística y la semiótica para ocuparse de los signos en general antes de tratar signos lingüísticos. En efecto, parece que la dependencia teórica es a la inversa de la relación históricamente establecida.

 

Semiótica General Si puede mostrarse que más allá de la diversidad y de las diferencias aparentemente irreductibles (sobre las cuales se funda la noción de sistemas de signos) hay una perspectiva teórica unificante que da a cada signo, cualquiera que sea el campo de las prácticas humanas al cual se vincula, el mismo estatus teórico, entonces podemos hablar de semiótica general.

 

Es necesario superar las diferencias observables en el campo de los fenómenos de representación y de significación, que los compartimentan en clases que no tienen aparentemente ningún punto en común, para estar en condiciones de fundar una semiótica general. Desprenderse de la clase de los fenómenos lingüísticos no será la menor dificultad. En efecto, su importancia en las relaciones humanas es tal que han dado lugar a modelizaciones profundas. Su conocimiento ha progresado mucho, creando un importante "defasaje espistemológico" con los fenómenos no lingüísticos. Esta atención prioritaria dada por la comunidad científica a los signos lingüísticos explica el ocultamiento provisorio de la cuestión de una semiótica general a causa de una especia de imperialismo de la semiolingüística. El debate es tanto más difícil ya que la modelización general producida por una semiótica general, cuando se la aplica en el campo lingüístico, aparece necesariamente como en retroceso desde el punto de vista del poder explicativo y plantea problemas de retraducción muy complejos. El enfoque peirceano muestra que es posible definir el signo independientemente de toda especificidad y abre el camino hacia una semiótica general.

 

  Condiciones De Una Semiótica General Primeramente es necesario objetivar los fenómenos de significación y construir a continuación un modelo capaz de "informarlos", es decir, de darles formas.

 

Como ya hemos observado, hay significación desde que alguna cosa vale no para ella misma, sino para otra. Dicho con más precisión, su fenomenología, es decir el efecto que su percepción produce aquí y ahora en una mente, introduce en esa misma mente la fenomenología de otro objeto (la que, en cierto modo, está necesariamente latente en esa mente). El criterio de delimitación del campo de los fenómenos estudiados por una semiótica general no puede ser más que éste: ¿hay una o dos fenomenologías de objeto en la experiencia vivida por un sujeto?. Entonces, una semiótica general aparecerá en principio como el estudio de una relación entre dos fenomenologías. De esto se desprende que necesitará recurrir a una descripción de los fenómenos "ordinarios" (es decir, en los que los objetos percibidos sólo valen para ellos mismos). Esta descripción deberá permitir explicitar el "acoplamiento" de esas dos fenomenologías que se encuentran en todo fenómeno semiótico. Queda por precisar el contenido del término "mente" lleno de connotaciones diversas. Deberemos considerarlo sólo en su probada capacidad para establecer, en condiciones históricamente datadas, correspondencias entre fenomenologías de objetos. Deberá ser a la vez particular, puesto que deberemos describir correspondencias efectivamente establecidas por un sujeto dado en un instante dado, y universal, puesto que las significaciones son "mundanas", es decir producidas "en el mundo". La mente, o al menos su contribución al fenómeno de significación, deberá modelizarse. Finalmente, si enumeramos los campos del saber que deberán cooperar en una semiótica general, encontraremos: una teoría de la percepción, una fenomenología de los fenómenos "ordinarios" y una modelización del intérprete en función de su relación con el mundo. .

 

  Semiótica Especifica Las semióticas específicas se definen como "gramáticas" (es decir, un conjunto de reglas explícitas) de sistemas particulares de signos que admitimos como datos de observación.

 

La autonomía de esos sistemas, su cohesión y su independencia de los otros signos se impondrían a todo observador. Así sería de las lenguas, del lenguaje de sordo mudos, de las señales camineras, de los escudos, etc... U. Eco cuando trata los sistemas de signos, observa con justa razón que pueden ser más o menos rígidos, más o menos flexibles. Los sistemas "rígidos", como el de los semáforos o la estructura del sistema fonológico de una lengua, parecen más objetivables -por tanto, más fácilmente descriptibles en términos formales- que los sistemas "flexibles", como por ejemplo la función narrativa en los cuentos de hadas rusos. La hipótesis subyacente es que el conjunto de fenómenos considerados y aislados por este acto fundador posee una organización y articulaciones internas autónomas.

 

Un buen ejemplo de este enfoque es el "sistema de la moda" de R. Barthes en el que el campo estudiado está delimitado a priori a las producciones de los semanarios de moda (el "discurso de la moda"). Para Eco, una semiótica específica puede aspirar a un estatus científico en la medida en que considere fenómenos "razonablemente" independientes de su observación y que concierna a objetos relativamente estables. Habremos de observar que este criterio de independencia del fenómeno frente a la observación no podría constituir un criterio absoluto (puesto que, incluso, esto tampoco se verifica en las llamadas ciencias exactas) y que, además, puede verificarse, quizás, de manera diferente pero siempre válida, en los casos de los fenómenos de significación. El problema no es tanto el de la constitución de un objeto de conocimiento independiente de todo observador como el de la adjetivación de ciertas clases de fenómenos. Consideramos, como René Thom, que "toda ciencia es el estudio de una fenomenología". Cuando la fenomenología estudiada es aquel fenómeno que se produce cuando se sueltan ciertos objetos pesados (la caída de los cuerpos) y caen hacia el suelo, queda claro que su estudio científico queda concluído al anunciarse la ley de gravedad universal. Cuando la fenomenología estudiada es aquel fenómeno que acontece cuando una cosa presente, percibida por un sujeto humano, produce la presencia en la mente de ese mismo sujeto de una cosa ausente del campo de su experiencia, el problema de la actitud científica frente a esta clase de fenómenos no es fundamentalmente diferente. En efecto, en el primer caso se produjo un modelo que se resume en la fórmula que liga a los cuerpos pesados mediante la existencia de una fuerza que depende de sus masas respectivas y de la inversa del cuadrado de su distancia. La aplicación de esta fórmula confiere a todo experimentador un poder de previsión que le asegurará el dominio completo de esta clase de fenómenos. En el segundo caso, puede adoptarse una actitud semejante; sin embargo no podría plantearse a priori que la cientificidad deba conducir, como en el caso precedente, a un dominio completo. Simplemente, es necesario considerar que un paso hacia el conocimiento y, en consecuencia, hacia un cierto dominio de estos fenómenos, se concreta desde que un modelo, que puede ser cualitativo, permite reducir lo arbitrario de su descripción. .

 

Semiótica De La Produccion Y De La Interpretacion Para algunos, los dos procesos son totalmente reversibles. Para otros, hay una disimetría fundamental. Sin embargo, puede demostrarse que hay una cierta dualidad que resulta de la anticipación de la interpretación en el momento de la producción.

 

La mayor parte de los autores se interesaron casi exclusivamente en el problema de la interpretación de los signos, partiendo de la opinión ampliamente expandida de que la producción y la interpretación son procesos absolutamente reversibles. De esto se desprendería que describir la interpretación es describir también, como en un espejo, la producción. Umberto Eco hace inclusive de esta reversibilidad una característica de los procesos semióticos. Contra esta afirmación puede observarse que, si el productor es dueño del objeto que elige para comunicar su mensaje (elección de palabras, de grafismos, de gestos ..., de configuraciones múltiples de unos y de otros), el intérprete está obligado a efectuar un trabajo de reconstrucción de ese objeto (una semiosis inferencial ) que no llega necesariamente a reencontrar el mensaje original. En efecto, las relaciones singulares que productor y emisor mantienen con las instituciones de la significación son la que regulan su comunicación. Hay, entonces, una disimetría a priori, puesto que el primero pone en marcha algo ya presente en él, mientras tanto que el segundo debe descubrir precisamente lo que el primero actualizó.

 

Si no se puede conservar la noción de reversibilidad para identificar producción e interpretación, ¿cómo tomar en cuenta formalmente las homologías de los dos procesos?. Lo que hay que remarcar antes que nada es que toda producción es, en alguna medida, una interpretación a priori efectuada simultáneamente con la producción. Esto es lo que quiere decir Jean Paul Sartre cuando analiza su manera de escribir:

 

"Modifico las palabras en función de la idea que tengo de él (el público), es decir de mí, recibiendo lo que quiero escribir" (Obliques 18/19, entrevista con M. Sicard).

 

Dicho en otras palabras, la producción es un proceso de incorporación de un pensamiento en una configuración de existentes que se ubica bajo la dependencia de una interpretación anticipada, respecto de la que el productor se vuelve un intérprete más. En este sentido participa en este proceso colectivo de interpretación que describimos como una institución social. Por parte del intérprete hay un proceso que va de lo particular a lo universal, de lo individual a lo colectivo, mientras que, de parte del productor, se va de lo universal a lo particular y de lo colectivo a lo individual. Más que de reversibilidad, que no diferencia los dos procesos, debemos hablar de dualidad para poner el acento en la oposición del "sentido de los recorridos" que diferencia producción e interpretación según el esquema:

 

 

Semiolinguistica Puede aplicarse este término a toda teoría que hace de la lingüística el "patrón" de todos los sistemas de signos no-lingüísticos.

 

Si la lingüística, erigida en ciencia piloto de las ciencias humanas, ocupa una posición preponderante, al menos en Europa, ello es, en el campo de la semiótica, fundamentalmente por razones históricas. Así ha podido verse el desarrollo, por simple "revestimiento" de conceptos surgidos de la lingüística y de una de sus extensiones naturales (la narratología), de lo que la Escuela de París llama "mini-semióticas" no-lingüísticas. Por ende, éstas últimas están subordinadas a la lingüística en virtud de la afirmación según la cual las lenguas naturales son los únicos sistemas de signos a los que se traducirían todos los otros sistemas de signos, considerando imposible la inversa. De ahí a tomar sólo en cuenta objetos "convertidos en lenguaje", explícitamente como R. Barthes o implícitamente como la Escuela de París, hay solo un paso que franquean alegremente los semiolingüistas sin demasiados escrúpulos epistemológicos. Sin embargo no podría extraerse de la génesis de una disciplina relativa a una clase particular de signos, un principio jerárquico que permitiera legislar acerca de la clase de todos los signos. Convendría entonces limitar las concepciones semiolingüísticas de los campos a los campos en donde es realmente operativa y buscar las articulaciones entre esos y una semiótica general que propondría como principio no privilegiar ningún sistema de signos, aún cuando sean tan importantes como las lenguas naturales, de manera que todos los signos, lingüísticos y no lingüísticos, tengan el mismo estatuto teórico.

 

El diagrama de pie de página muestra las relaciones de subordinación entre campos disciplinarios que resultan de las consideraciones precedentes (el conjunto punteado representa los signos que pueden describirse según el modelo de los signos lingüísticos). El presupuesto semiolingüístico consiste en pretender que el conjunto punteado coincide con el conjunto de todos los signos.

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¿Debe formalizarse o, incluso, matematizarze una Semiótica cientifica? La historia de las ciencias muestra que la forma acabada de una teoría científica se alcanza cuando está matematizada completamente en un modelo hipótetico-deductivo. Las ciencias humanas podran alcanzar ese grado de acabamiento con tal que las matemáticas tengan la capacidad de informar (es decir, crear formas) sus características particulares.

 

Kant escribía que: "en toda teoría particular de la naturaleza, lo científico, en el sentido propio de la palabra, no existe sino en la cantidad de matemáticas que contiene". Leibniz sólo concebía a las formulaciones matemáticas ligadas a su aplicación, siendo la producción de formalismos inseparables de las diversas manifestaciones del sentido; Matesis y Semiosis debían aprehenderse simultáneamente. De hecho estos filósofos representan una constante de la epistemología de las ciencias humanas. Su estatus científico está condicionado por la puesta en práctica de un proceso de formalización cuya articulación con el objeto estudiado debe explicitarse totalmente y convalidarse mediante la práctica social. El punto de vista enunciado precedentemente lleva a evaluar el estado de desarrollo de las teorías científicas a partir de su grado de formalización: desde las doctrinas informes, es decir de opiniones constitutivas de un sistema más o menos coherente de conceptos y de relaciones entre conceptos, hasta los sistemas hipotético-deductivos matematizados, hay un abanico de estatus epistemologícos en el cual las ciencias humanas están fundamentalmente del lado de las primeras y, las ciencias exactas, del lado de los segundos. Ubicándonos resueltamente en esta perspectiva, abogaremos en favor de una matematización cada vez más pronunciada en las ciencias humanas sin perder de vista el valor crítico de las opiniones "informes" y teniendo conciencia permanente del carácter necesariamente reductor de la formalización matemática. El principal escollo en esta gestión puede provenir de la tradicional acusación de imperialismo para con las matemáticas. Es una actitud que objetivamente funciona como un obstáculo epistemologíco que será necesario superar en la medida en que se diferencien en el orden del saber instituído los roles de formalización y aplicación.

 

Relacion Entre Pragmatica Y Semiótica A la pragmática puede considerárasela como el momento del análisis semiótico en el que se unen la sintáctica y la semántica.

La pragmática confronta a las significaciones elaboradas fuera de las realidades de las que surgen con esas mismas realidades que pretenden configurar, es decir, a las cuales dan sentido. Se expresa en forma de reglas o de hábitos interpretativos admitidos como verdaderos en el seno de una comunidad, en un período históricamente datado. Constituye entonces el momento del análisis semiótico en el que sintáctica y semántica se unen.

 

C.S. Peirce está en el origen del pragmatismo en cuanto movimiento filosófico. Fué él quien formuló la máxima del pragmatismo: "Considerar cuáles son los efectos prácticos que creemos que puede producir el objeto de nuestra concepción. La concepción de todos esos efectos es la concepción completa del objeto". La significación de un signo es pues el efecto que el signo podría tener en cada circunstancia previsible. Podría decirse que la semiótica de Peirce es pragmática por construcción, mientras que en las semióticas saussuro-hjelmslevianas estamos forzados a aplicar las modalidades a las relaciones entre representante y representado, concebidas en su origen como un ya-instalado universalizado. Extendiendo el debate, vemos que la concepción peirceana de la semiótica es triádica (en el sentido en que la pragmática es el momento de " tres en uno") mientras que las concepciones saussuro-hjelmslevianas son didácticas o binarias. Esto implica una gran dificultad para traducir de una a otra las teorías semióticas elaboradas en las dos tradiciones. El acento puesto hoy en la pragmática lingüística debería permitir una revisión crítica de las concepciones diádicas en materia de signos y de sentido y hacer caso omiso de muchas dicotomías reductoras.

 

Relacion Hay Entre Semiótica Y Comunicacion Todo acto de comunicación puede describirse como un par constituído por un signo producido por un emisor, interpretado luego por un receptor. Su estudio combinará producción e interpretación de un mismo signo.

 

Queda claro que para avanzar en el conocimiento de los signos es conveniente considerar aquello para lo que sirven cuando son más o menos intencionales, es decir para comunicar. Algo pasa de la mente del productor a la del intérprete. Más formalmente, puede considerarse que en todo fenómeno semiótico hay un traspaso a través de un signo, de una cierta forma de relaciones que está en la mente de un productor hacia la mente de un intérprete. Esta forma de relaciones no habría más que transitar por el signo, que se transforma, según los términos de Peirce, en "un medium para la comunicación de una forma (o figura)" (el caso de los signos naturales, que no tienen productor humano, debe estudiarse aparte).

 

Es de destacar que en el acto de comunicación definido como un par (signo producido-signo interpretado), el productor tanto como el intérprete hacen referencia a la misma relación de naturaleza institucional que liga al signo con su objeto. El productor lo utiliza como "ya-instalado" (un "comens" dice Peirce; es decir un "ser común") que le permite elegir una cosa (el signo) y presentarla como el sustituto de otra cosa ausente (el objeto del signo), con la garantía (en el interior de su comunidad) de que un intérprete eventual que comparta su cultura tendrá la posibilidad de poner en funcionamiento la relación empleada en el otro sentido (dualidad), como lo muestra el esquema :

http://www.monografias.com/trabajos14/semiotica/semiotica_archivos/image002.gif

 

Vemos cómo se logra la comunicación cuando el objeto del productor y el objeto del intérprete coinciden (O = O`).

  Relacion Entre Semantica Y Semiótica Al definir a la semántica como la "ciencia de las significaciones" puede considerársela como la ciencia de aquello a lo que remiten los signos. Desde esta perspectiva constituye un momento de la semiótica. Evitaremos identificar semántica y semántica lingüística.

En la conceptualización saussureana del signo, la significación es inherente al significante. La imagen harto conocida de la hoja de papel que tiene sobre una faz el significante y sobre la otra el significado, de manera que todo corte de una implica un corte de la otra, da cuenta adecuada de esta concepción biunívoca y vehicular de lo que representa: cortando los significantes en el ámbito fónico, cortaríamos al mismo tiempo los significados en el ámbito conceptual y, en consecuencia, estudiar la lengua sería estudiar simultáneamente las significaciones vehiculadas por las palabras. De hecho se trata de un solo gesto fundador que produciría sus efectos en dos niveles. Inmediatamente percibimos el tipo de dificultades que vamos a encontrar en esta perspectiva: los signos no-lingüísticos que no se presenten como las palabras de la lengua y que no obedezcan a las mismas combinatorias quedarán, en principio, fuera del alcance de esta conceptualización y será grande la tentación de reconducirlos hacia los signos lingüísticos, de tal manera que aseguren una apariencia de universalidad de la metodología. L. Hjelmslev y sus continuadores han intentado escapar a la presión histórica del modelo lingüístico distinguiendo, en cierto modo, la cosa que representa y su significación y, consecuentemente, la relación que los une (ver pregunta 19).

 

Desde la perspectiva peirceana (anticipando la clásica división formulada por CH.Morris) se distinguen tres momentos constitutivos de la semiótica: la sintáctica, que trata de aquello que representa, la semántica, que trata de aquello que esta representado y la pragmática, que extrae las reglas de uso que gobiernan, en cada contexto de interpretación, las confluencias de esos momentos. Puede pues asimilarse la semántica a un momento de la semiótica, tomando el término "momento" en su acepción filosófica.

 

Las Principales Teorias Semióticas A grandes rasgos pueden distinguirse tres concepciones. Dos de ellas son binarias, es decir fundadas sobre pares opuestos como significante/significado. La una, débilmente formaliza, más bien da cuenta de la hermenéutica y se pretende ciencia de revelación, incluso iconoclasta (R. Barthes); la otra está formalizada(A. J. Greimas, Escuela de París) en una perspectiva generativista. Finalmente, la semiótica triádica de C. S.Peirce incorpora a la pragmática en su concepción del signo.

 

Las teorías de A. J. Greimas y de C.S. Peirce se presentan respectivamente en las zonas roja y amarilla. El desarrollo histórico de la primera fué más precoz. Apoyándose en la lingüística que fue durante largo tiempo y que quizás aún continúa siendo la ciencia piloto en Ciencias Humanas, gozó de una aceptación extremadamente amplia y el lector podrá recurrir a una rica bibliografía. Por el contrario, los trabajos de Peirce esperaron durante largo tiempo su publicación en los cajones de la Universidad de Harvard; por otra parte, se publicaron en forma fragmentaria y con cierto desorden. Está en marcha una edición cronólogica pero insumirá al menos 25 años, al ritmo actual de su edición y pese a todo no agotará la masa considerable de sus escritos. Surgidos de investigaciones lógicas, se presentan con facilidad a la formalización e incluso a una matematización muy rigurosa.

 

También es necesario señalar que, en un campo tan vasto, con tantas aplicaciones específicas, la tentación de teorizar en campos restringidos es grande. Por eso asistimos a una abundancia considerable de pretensiones teóricas fundadas sobre distinciones empíricas, ciertamente pertinentes, que carecen de esa generalidad que permite actuar científicamente reduciendo de manera significativa la diversidad a la unidad.

 

Como curiosidad, citemos por ejemplo la clasificación de Condillac (1746) que distinguía "los signos accidentales, los signos naturales, los signos de institución o aquellos que nosotros mismos hemos elegido y que sólo mantienen una relación arbitraria con nuestras ideas" y la definición de Elie Rabier (1886): "La idea del signo implica tres términos: el objeto significado, el objeto que lo significa y la inteligencia que interpreta al signo pasando de la percepción del objeto significante a la concepción del objeto significado", muy cercana a la concepción peirceana.

 

Conviene señalar finalmente varias teorizaciones, algunas de las cuales intentan imposibles síntesis entre teorías binarias y triádicas como la de Umberto Eco y algunos ensayos específicos como los de la Escuela de Tartu (Yuri Lotman), la semio-física de René Thom, la semiología del cine de Christian Metz, etc...

 

3. Semiótica y semiología : diferencias y congruencias

La Visión De Saussure De La Semiología

La semiología (también conocido como semiótica, sobre todo en EE.UU.) en lugar de lingüística, nosotros no trataremos lingüística aquí, pero necesitamos mirar a las ideas de Saussure puesto que fue él quién puso la piedra de fundación de semiología. De hecho, fue él quién acuñó el término (qué desarrolló de la palabra griega para signo). Él usó la palabra Semiología para describir una nueva disciplina: 'una ciencia que estudia la vida de los signos en el corazón de la vida social'[1][4]. Esta nueva ciencia, dijo, nos enseñará 'de qué consisten los signos, qué leyes los gobiernan'. Como él lo vio, las lingüística serían una parte de la abarcadora ciencia de la  semiología que no se limitaría sólo a los signos verbales.  

  Diferencias  Entre Semiótica Y Semiologia Oficialmente no hay diferencia, aunque el uso vincule más semiología a la tradición europea y semiótica a la tradición anglo-sajona. Sin embargo, el uso de "semiótica" tiende a generalizarse. Semiótica se construye a partir de la raíz griega "sem" y en principio significó el estudio de los síntomas. Semiología es de formación moderna y, a veces, se utiliza semeiología (tanto como "semiotics" en inglés). El primer congreso de la Asociación Internacional de Semiótica (1969) se decidió por semiótica. Es de destacar que en inglés esta asociación se llama "International Association for Semiotic Studies" lo que, a su vez, traduce un deslizamiento terminológico del francés al inglés y la gran heterogeneidad de los enfoques de los miembros de la asociación que casi tan sólo podían reunirse, al menos ante los ojos de los anglosajones, bajo la bandera de "estudios semióticos" muy vagos.

Ferdinand de Saussure (1857-1913), uno de los fundadores de la tradición europea, define a la semiología, en el curso de lingüística general, como la "ciencia general de todos los sistemas de signos (o de símbolos) gracias a los cuales los hombres se comunican entre ellos", lo que hace de la semiología una ciencia social y presupone que los signos se constituyen en sistemas (sobre el modelo de la lengua).

 

Para Charles Sanders Peirce (1839-1914), fundador de la tradición anglo-sajona, la semiótica es la "doctrina casi necesaria o formal de los signos" y "la lógica, en su sentido general, no es sino otro nombre de la semiótica". Observaremos cómo Saussure pone el acento en el carácter humano y social de la doctrina, mientras que Peirce destaca su carácter lógico y formal. Estos dos enfoques no son los únicos.

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  Semiologia De La Comunicacion Es una corriente de la semiología que reconoce en la intención de comunicar el criterio fundamental y exclusivo que delimita el campo de la semiología. En consecuencia es la señal, en la que la intención de comunicar está claramente expresada, la que será objeto de la semiología. De hecho esta concepción, a la vez muy restrictiva en cuanto al campo y muy vaga en cuanto a sus límites (¿cómo apreciar objetivamente una intención?), merecería más bien el nombre de "signalética", más aún, puede decirse que corresponde a la parte institucionalizada de la semiótica, la de los sistemas de signos explícitos y unívocos: código de la ruta, banderas, escudos, etc. Los representantes de esta corriente son esencialmente E. Buyssens, G. Mounin y L. Prieto. Puede considerarse que, prácticamente, la misma ha desaparecido, habiendo agotado la descripción de los escasos sistemas de signos totalmente explicables (en cuanto unívocamente ligados a sus objetos) por las funciones que cumplen en la sociedad y para la que expresamente se construyen. Aunque Jeanne Martinet (1973) diga la intención de comunicar no es un criterio observable en el comportamiento de un emisor, puesto que no se trata de otra cosa que de la decisión de su voluntad tampoco es cuestión de invocar el inconsciente, los actos fallidos, los lapsus, etc. para ver hasta qué punto semejante concepción sólo puede generar inútiles y ociosas polémicas que no podrían desembocar en una acción científica. Si podemos concluir sin esfuerzos acerca de las intenciones de Pulgarcito, ¿qué puede decirse acerca de las intenciones de un esquiador desaparecido en un alud y de quien se ha encontrado su gorro?   Semiologia De La Significacion Desde que nos alejamos del campo de la señal (ver pregunta 24), estamos en el campo de la significación que, según nuestro entender, constituye el campo propiamente semiótico.

En términos fenomenológicos, nos preocuparemos, sobre todo, de lo que se produce en la mente de un intérprete cualquiera cuando percibe algo, siendo otra cosa aquello que tiene presente en su mente respecto de ese algo. Encontramos aquí la problemática del objeto de la semiótica.. Esta pregunta exige una toma de posición unívoca sobre las acepciones en las que se toman términos como sentido y "significación" y también sobre el hecho de emplearlas en singular o en plural. En efecto, ¿debe hablarse de semiología de la significación o de semiología de las significaciones?. En el primer caso se postula la existencia de una significación única y normativa que se trataría de reencontrar en cada acto singular de interpretación y que permitiría invalidar todas las interpretaciones "desviantes". En el segundo caso, las significaciones se constatan, constituyen el producto de actores sociales particulares y no se remiten a una significación única sino en la relación de lo individual a lo colectivo, de lo psicológico a lo social. Esta significación toma entonces valor de institución social, es decir de un estado precario, contingente e históricamente datado. Las significaciones particulares observadas son los momentos, en el sentido filosófico, de una dinámica social. Ya no se trata de un desvío, que es una categoría complementaria de la norma, sino de una articulación a captar. A nuestro entender, el peligro está entonces en hacer de la semiología una ciencia normativa que prescribe las significaciones en lugar de describirlas.

 


semiotica

 

LENGUAJE Y SEMIÓTICA

 

“  La más desprevenida observación de nuestro comportamiento,

de las condiciones de nuestra vida intelectual y social, de la vida

de relación, de los nexos de producción y de intercambio, nos muestra

que utilizamos a la vez, y a cada instante, varios sistemas de signos :

los del lenguaje, los signos de la escritura, los “signos de cortesía”,

de reconocimiento, los signos reguladores de los movimientos de los

vehículos, los “signos exteriores” que indican condiciones sociales,

los “signos monetarios”, los signos del arte en sus variedades (música,

imágenes, reproducciones plásticas) ; en una palabra, y sin ir más allá

de la verificación empírica, está claro que nuestra vida entera está presa

en redes de signos que nos condicionan, al punto de que no podría

suprimirse una sola sin poner en peligro el equilibrio de la sociedad y

del individuo”.

 

ÉMILE BENVENISTE

 

 

“ Vivimos inmersos en signos.  Los seres humanos tenemos

la capacidad de convertir en signos todo lo que tocamos.

Cualquier objeto, sea natural o cultural, un color, un trozo

de tela, un dibujo, cualquier cosa relacionada con nosotros

puede adquirir un valor añadido, un significado.

A la dimensión ontológica que las cosas tienen, los seres humanos

añadimos una nueva dimensión, la semiótica, esto es, su empleo

como signos para manifestarnos unos a otros lo que pensamos,

lo que queremos, lo que sentimos y lo que advertimos

en nuestra relación con el mundo.”

 

                 FRANCISCO CONESA Y JAIME NUBIOLA

 

El lenguaje verbal humano nos permite convertir la experiencia con el mundo y con la realidad en un sistema complejo de significaciones, en una configuración semiótica.  Recordemos también que a esta facultad de representación mediadora de la realidad, Piaget la denominó la función simbólica.

 

Pues bien, los seres humanos estamos dotados de esa facultad que nos permite crear, adquirir, aprender y usar códigos constituidos por signos.  La comunicación humana está, precisamente, ligada a esa capacidad de interpretar unos sonidos, unos gestos, unas imágenes y unas marcas, como signos de otras realidades acerca de las cuales un interlocutor quiere llamar nuestra atención.

 

También habíamos afirmado que a esa ciencia “que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social”, F. De Saussure la había denominado semiologíaOtros autores  (Peirce, Morris y, más recientemente, U. Eco) han preferido el término semiótica para referirse  al estudio de los signos, de las estructuras y de los procesos significativos.  La semiótica (o la semiología) es más amplia que la lingüística, pues mientras aquélla se dedica al estudio de todo lo que se constituye en signo, de cualquier manifestación comunicativa, del lenguaje en un sentido amplio; la lingüística se dedica específicamente al estudio de los signos lingüísticos, de esos signos que utilizamos todos los días al hablar o al escribir, de esos signos que conforman el sistema de la lengua, el lenguaje en sentido estricto.  Sin embargo, en la práctica, estudiar lingüística implica también de alguna manera estudiar semiótica, y viceversa.

 

LOS SIGNOS

 

Es necesario que intentemos precisar en este momento qué se entiende por signo, ya que el término “signo” se emplea en vocabularios y contextos muy diversos:

 

1.             “Signo es todo cuanto representa otra cosa en algún aspecto para alguien.  Signo es lo que puede interpretarse” (Eco).

    En este  sentido, la vida humana es inconcebible sin signos.  Umberto Eco ha escrito que los fenómenos naturales no dicen nada por sí mismos, que se vive en un mundo de signos porque se vive en sociedad.  Según esto, los fenómenos sígnicos serían característicos de los seres humanos, por vivir en sociedad, y harían parte de los códigos que rigen las relaciones sociales,  los usos sociales.

 

2.             “Un hecho perceptible que nos da información sobre algo distinto de sí  

    mismo” (Avila).

    Convertimos en signo un objeto cuando lo tomamos como representante de otro hecho distinto del objeto mismo.

 

 

3.             “El signo es tal, en la medida en que significa algo (significado) sobre algo

   (referente) de alguien (emisor) y para alguien (destinatario)”  (Niño Rojas).

    En la semiosis o proceso sígnico, no sólo se establece una relación social o comunicativa, sino también una relación simbólica o representativa entre signo y referente, pero de manera indirecta, es decir, a través de un significado.

   

La interrelación de estos tres elementos (signo, referente y sujeto) es la base de una semiótica tridimensional, constituida por tres áreas de trabajo :

1.             La pragmática : considera la relación entre los signos y sus intérpretes o usuarios.

2.             La semántica : se ocupa de las relaciones entre los signos y los objetos denotados por ellos (los referentes).

3.             La sintaxis : estudia exclusivamente las relaciones que establecen los signos entre sí dentro de un sistema de signos.

 

Todo signo es una representación de algo, representar es la operación más propia del signo, es estar en lugar del objeto “como el embajador toma el lugar de su país, lo representa en un país extranjero”.  Pero el signo no es sólo algo que está en lugar de la cosa, sino que su representación nos permite conocer algo más.   Al conocer el signo, inferimos lo que él significa.  Este significado no sólo comprende los aspectos cognitivos sino también las actitudes, los valores, las emociones y todo tipo de connotaciones socio-afectivas y culturales. 

 

El signo crea algo en la mente de quien lo interpreta.  Es por esto que los signos no se definen únicamente porque sustituyan las cosas, sino porque funcionan realmente como instrumentos que hacen posible que pensemos también en lo que no vemos ni tocamos o ni siquiera nos imaginamos.  Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo es desentrañar su significado.

 

Hemos presentado estas tres definiciones con el propósito de que el concepto de signo resulte suficientemente general, pero también claro.  No obstante, conviene tener en cuenta las siguientes precisiones : en primer lugar, debemos entender el término “representar” preferiblemente en su sentido primario de “hacer presente”, y no sólo en el sentido más restringido de “sustituir o hacer las veces de”.  En segundo lugar, la “cosa” representada o evocada por el signo puede ser tanto un objeto material como una idea, una propiedad de un objeto, un sentimiento, etc.  Y en tercer lugar, el término “alguien” se refiere a cualquier organismo capaz de utilizar signos, aunque en lo sucesivo vamos a ocuparnos específicamente de los seres humanos.

 

En conclusión :  un signo es algún objeto perceptible por los sentidos (no hay que pensar que tal objeto haya de ser necesariamente material), portador de una significación para un receptor o intérprete, que es quien realiza el paso del signo a lo significado, haciendo operativa la conexión entre ambos.

 

 

CLASES DE SIGNOS

Una clasificación general y unitaria de los signos no es viable debido a los múltiples criterios que se pueden utilizar y que se entrecruzan.  Por esta razón, vamos a presentar una clasificación basada en unos criterios parciales :

 

1.             Según el intérprete :

a.   Signos humanos : las palabras, la música, la pintura, las señales de tránsito, etc.

b. Signos no humanos : la danza de las abejas, las feromonas sexuales entre los animales, el rugido de un león, el gruñido de un perro, etc.

 

2.             Según el ámbito en el que se dan:

     a. Signos naturales :

         La capacidad de significar procede de la naturaleza misma del  significante.   Normalmente se  consideran también signos naturales los signos involuntarios y los no intencionales : el humo como efecto del fuego, la fiebre, el olor a sudor, el llanto, la Estrella Polar, una  huella en el suelo, todos los signos no humanos, etc.  Todos estos signos tienen con lo significado (el referente) una relación puramente natural —recordemos que Umberto Eco ha escrito que los fenómenos naturales no dicen nada por sí mismos—.

 

      b. Signos culturales :

          Son producto de la creación cultural del hombre y, por lo tanto, implican una intencionalidad sígnica de parte del emisor y una actividad descodificadora de parte de un destinatario.  Estos signos constituyen códigos.  Los signos culturales también reciben el nombre de signos artificiales o convencionales y, en contraste con los naturales, su relación con lo significado es producto de un acuerdo o de una          convención establecida por las personas o por la comunidad : el olor a loción, el color negro como símbolo del luto en la tradición cristiana, las banderas, las palabras, la escultura, las señales de tránsito, etc.

 

3.             Según su estructura :

     a. Signos verbales :

         Estos signos constituyen un sistema con posibilidades de combinación en dos dimensiones.  La primera dimensión corresponde al medio material de su expresión (fonemas o grafemas) y la segunda corresponde a su significación (morfemas o monemas).  Por lo tanto, son signos verbales no sólo los del lenguaje oral, sino también los del lenguaje escrito.  Todos los signos no humanos son signos no verbales, pero no todos los signos humanos son signos verbales.  En estos signos verbales ubicamos el  signo lingüístico.

 

b. Signos no verbales :

     Son los signos que carecen de las características que hemos atribuido a los signos verbales, es decir, que son signos que no se articulan en dos dimensiones.  Por ejemplo : la música, los movimientos de las manos de los sordomudos, las banderas, la forma de vestir, todos los signos no humanos, etc.

 

 

 

4.             Según su relación con lo significado ( referente ) :

     Siguiendo la clasificación de Peirce, comúnmente aceptada, Umberto Eco distingue desde este punto de vista tres tipos o clases principales de signos :

 

     a.  Íconos :

          Son signos cuya relación con el objeto que designan o evocan se basa en la semejanza figurativa o exterior, o en la igualdad de distribución de sus partes : un cuadro realista, una imagen, una fotografía, un mapa, un diagrama, etc. 

 

b.                      Índices :

     Los índices o signos deícticos apuntan físicamente a su objeto, están afectados inmediatamente por él y guardan cierta conexión físico-espacial con el objeto al cual señalan : indicar con el dedo, y también muchas expresiones lingüísticas : yo, tú, él, acá, allá, éste, ése, aquél, etc.  También son índices algunos signos naturales : el humo, la fiebre, el olor a sudor.

            

      c. Símbolos :

          En estos signos la relación que une al signo con el objeto es el resultado de una convención, pues ni tienen semejanza con su objeto ni tampoco una conexión física inmediata con él.  Esto quiere decir que la relación del signo con lo significado es arbitraria, es de pura representación, basada en una convención social : las banderas, el papel moneda, la balanza como símbolo de la justicia, la paloma como símbolo de la paz, el color blanco como símbolo de la pureza, la mayoría de las palabras, etc.

 

                                                       

 

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                      Iconos                      

 

                          No humanos                                     Naturales                            No verbales                        

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Índices

SIGNOS

                                         

                           

                         

                           Humanos                                Culturales                            Verbales                     Símbolos          

 

 

 

EL SIGNO LINGÜÍSTICO

 

La teoría del signo lingüístico fue desarrollada por Ferdinand De Saussure, quien lo concibió como una “entidad psíquica de dos caras”, compuesta por un concepto o significado y por una imagen acústica o significante.   “El signo lingüístico —escribió Saussure en su Curso de Lingüística General— no une una cosa y un nombre, sino un concepto y una imagen acústica”.

 

Cuando Saussure habla de imagen acústica, no se refiere al sonido material, físico, sino a la imagen psíquica que el hablante-oyente se forma de los sonidos que le sirven de medio para la producción de los signos lingüísticos.  Observemos, entonces, que Saussure excluyó de su definición de signo lingüístico tanto el objeto mismo, la cosa nombrada o significada (el referente) como la efectiva materialidad física del propio signo. 

 

Por lo tanto, para Saussure, el signo lingüístico como entidad psíquica une a un significado (el concepto) con un significante (la imagen acústica), los cuales son tan solidarios el uno del otro, como las dos caras de una moneda o los lados de una hoja de papel.  

     

 

                                                                   Imagen                                          

                                                                   acústica                          significante

                                                            Concepto                          significado

 

 

 

 

PLANO DE LA EXPRESIÓN                       PLANO DEL CONTENIDO

       SUSTANCIA                               FORMA                                  FORMA                                SUSTANCIA

 

 

Sonidos realmente                       Imagen                                      Concepto                                    Realidad empírica

     producidos                                    acústica                                                                                    o cultural

 

 

                                          significante                                 significado

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                    

                                                                  signo  

 

 

LA ARBITRARIEDAD DEL SIGNO

 

El carácter arbitrario del signo ha sido reconocido desde la antigüedad  — esta tesis viene desde los griegos—.  Pero fue Saussure quien se encargó de desarrollarla en forma más específica.  Saussure consideró que la relación que une al significante con el significado no era motivada sino convencional, en el sentido de que no hay un vínculo interno ni necesario que una al significante con el significado, sino que dicha relación es producto de un acuerdo, de una convención social previa.  Sin embargo, fue el mismo Saussure quien advirtió sobre lo relativo de la arbitrariedad del signo lingüístico.  Sustentó esta relatividad con las onomatopeyas —voces que imitan los sonidos— como un caso de motivación fonética, y con los derivados y las etimologías, como casos de motivación morfológica o semántica.

 

De este carácter arbitrario y convencional del signo lingüístico, se deriva un hecho aparentemente contradictorio que Saussure denominó la inmutabilidad y, a la vez, la mutabilidad del signo.

 

La lengua es una herencia social que un individuo adquiere inconscientemente en su proceso de socialización.  Como convención social tácita, la lengua es inmodificable para el individuo, quien lo máximo que puede hacer es proponer innovaciones lingüísticas que, de ser aceptadas por la comunidad, se constituyen en un cambio : neologismos, extranjerismos y otras expresiones que impulsan la renovación lingüística. 

 

Pero también como producto social, las lenguas están sujetas a cambios producidos por factores históricos, políticos, sociales, culturales, etc.  Un claro ejemplo lo encontramos en el surgimiento de las lenguas romances a partir del latín vulgar.

 

Otros lingüistas posteriores a Saussure, Émile Benveniste entre ellos, no ubicaron la arbitrariedad del signo entre el significante y el significado, sino entre el signo todo y la cosa nombrada (el referente).  Para Benveniste, la relación que une al significante con el significado es natural, no arbitraria.

 

 

EPÍLOGO

 

Saussure se ocupó fundamentalmente del signo lingüístico y lo concibió como una relación diádica, es decir, como una relación que se establece entre dos términos, un significante y un significado.  La semiótica contemporánea prefiere la concepción triádica del signo a la concepción dualista saussureana. 

Al excluir de su definición de signo lingüístico tanto el objeto significado como la efectiva materialidad del signo, Saussure eliminó dos polos de la relación triádica.  En la concepción dualista saussureana, la vinculación del lenguaje con la realidad queda relegada a un segundo plano.

 

Los triángulos ilustran una afirmación que ya habíamos realizado en el numeral tres de las definiciones de signo.  La interrelación de estos tres elementos, signo, referente y sujeto, es la base de una semiótica tridimensional constituida por tres áreas de trabajo : la pragmática, la semántica y la sintaxis

 

 

       PENSAMIENTO                                                                                             Sujeto

                       ( concepto )

                               

 

 

 

 

 

PALABRA                                              COSA                                    Lenguaje                                                         Mundo

  (signo)                                          (objeto)                           

 

 

La semiótica, en cuanto teoría general o ciencia de los signos, ha sufrido también en los últimos años un giro pragmático [1] que ha dado lugar a nuevos enfoques, en los cuales la atención se centra más en lo que los signos hacen que en lo que los signos representan. 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

ÁVILA, Raúl.  La lengua y los hablantes.  México : Trillas, 1990.

 

BARTHES, Rolan. Elementos de Semiología, Madrid, Talleres Gráficos Montaña,

           1971.

 

BENVENISTE, Émile.  Problemas de lingüística general II.  México : Siglo Veintiuno,

           1978.

 

CONESA, Francisco y NUBIOLA, Jaime.  Filosofía del lenguaje.  Barcelona : Herder,

           1999.

 

DUBOIS, Jean y otros.  Diccionario de lingüística.  Madrid : Alianza, 1979.

 

ECO, Umberto.  Signo.  Barcelona : Labor, 1976.

 

____________.  Tratado de semiótica general.  Barcelona : Lumen, 1981.

 

____________.  De los espejos y otros ensayos.  Barcelona : Lumen, 1988.

 

GUIRAUD, Pierre.  La semiología.  Buenos Aires : Siglo Veintiuno, 1974.

 

HIERRO S. PESCADOR, José.  Principios de filosofía del lenguaje.  Madrid : Alianza,

           1980.

 

LOMAS, Carlos y OSORO, Andrés (comp.).  El enfoque comunicativo de la 

           enseñanza de la lengua.  Barcelona : Paidós, 1993.

 

NIÑO ROJAS, Víctor Miguel.  Los procesos de la comunicación y del lenguaje. 

            Santafé de Bogotá : Ecoe, 1998.

 

SAUSSURE,  Ferdinand de.  Curso de lingüística General.  Buenos Aires : Losada,

            1945.

 


[1] “El punto de partida de la pragmática es la consideración de el hablar como un hacer.  La lengua en su uso, y ese uso es siempre contextualizado” (Lomas, Osoro y Tusón, 1993, p. 32).